Quiero hacer llover debajo de tu lengua y que chorreen nuestros labios como cañerías rotas.
Que nuestras camisetas se empapen y se ajusten a nuestra piel tan brillante como el satén.
Sacudirnos para dejar que las gotitas caigan al suelo formando el reflejo del deseo.
Y empapados recordar lo calientes que fueron nuestros días siendo castigados por una cascada del más tórrido infierno.