También la cabeza bien alta sin que importe parecer arrogante, sabes lo que eres y sabes que la diferencia entre tu y el resto la pones tu en cada derrota.
Duerme tranquilo, con la boca abierta y abrazando la almohada como si fuesen los sentimientos con los que madrugas y con los que trasnoches,también con los que te desvelas cada noche que te ayudan a recordar que si,que eres tu el que está soñando la realidad que estás viviendo.